Llaves para encontrar: algo viejo, algo nuevo
En algún punto de nuestra vida
vamos a tener que lidiar con el sentimiento de desesperación, presión y agobio
de no encontrar algo tan mundano como las llaves de nuestra casa. Es algo
trágico. Buscaremos culpables como duendes mágicos dedicados únicamente a
hacernos pasar un mal rato escondiéndonos todo. Sacaremos conclusiones expeditas
que condenan siempre a otros como los causantes de nuestra situación. Mi mamá
siempre me ha dicho que deje las llaves en el mismo lugar para que no me pase
eso, como si debiese seguir una norma de poner las llaves en el mismo sitio.
Este hecho tan particular y tan
cotidiano como perder las llaves es el reflejo de la condición humana por naturaleza:
vivir en desorden. Odio el desorden, me complica la existencia. Y lo digo como
una persona que anduvo por esta vida desordenado hasta hace poco menos de un
año.
Qué vida tan complicada me había
formado. Sobre todo para hacer trabajos. Cuando estaba a punto de concluir una idea aparecía otra que me
hacía perder la anterior y me metía en un limbo mental por horas y horas hasta
que recuperaba todo. Aprendí con el tiempo la cultura del registro. Comencé a
registrar todo.
Algo peor me pasaba con los
autores en los que trabajaba. Después de encontrar ideas que me eran útiles las
incluía en mis textos sin hacer una cita formal y correcta. Mi idea de citar
partía en poner todos los autores sobre los que había investigado al final de
mi obra. Lo que los convertía a ellos en simples referentes para mí y a mí me
convertía en un erudito del conocimiento; como si yo fuera el primero en decir
lo que digo.
Comencé a analizar las obras
sobre las que trabajaba en bases de datos. Me encontré con algo magnífico:
todos y absolutamente todos los trabajos con los que me encontraba tenían un
orden, seguían unos parámetros.
La verdad fue como descubrir que
el agua moja. Sabía que las normas APA eran unas normas que estipulaban unos
parámetros sobre los cuales debían ser presentados los trabajos. Pero las ignoraba. Las
trataba mal. Les decía cosas feas: malditas leyes homogeneizadoras, por qué
quieren que todos presentemos los trabajos como ustedes quieren.
Esa homogenización, esos
parámetros únicos, esas normas que debemos seguir solo buscan hacernos la vida
más sencilla. Los trabajos presentados bajo esas normas cuentan con un orden
excelso, envidiable. Para explicarme mejor quiero hacer énfasis en un ejemplo,
mi ejemplo.
Supongamos que vamos a hacer un
trabajo sobre las tendencias culturales de los últimos años. Necesitamos para
esto una gran cantidad de información. Y cuando digo grande quiero decir
enorme. Leer todos los documentos científicos sobre este tema nos llevaría una
vida. Yo lo tuve que hacer el semestre pasado y estaba perdido. Entonces apareció
mi salvación: todos los textos estaban presentados con normas APA.
Todos los trabajos seguían
entonces una estructura ya estipulada lo que facilitaba mi búsqueda, pues en
esta estructura la información me era presentada de una forma más concreta.
Me bastaba con leer unos cuantos
trabajos para darme cuenta de cuáles eran los autores más citados, los
referentes que tenía que investigar. En los trabajos de estos autores me era
aún más fácil el trabajo, pues en todos los textos se presenta un abstract que
presenta una síntesis de los temas que va a abordar el trabajo. Así que recortaba
mucho tiempo al identificar los trabajos que me eran útiles y los que no.
Una vez escogidos los trabajos me
encontraba con citas y referencias a otros autores. Esto me ayudó a encontrar
los autores principales de las ideas y por lo tanto entendía todo de una forma
más clara.
Reconozco que las normas APA son
tediosas de estudiar, pero tienen que ser estudiadas. En algún punto de mi vida
puede que encuentre la iluminación divina y esta me lleve a escribir un texto científico
(qué sé yo: podría escribir sobre el efecto de la ópera en ratones con trasplante
de corazón). Y puede que haya alguien que quiera hacer un estudio sobre el
mismo tema y busque información que lo ayude en su investigación. Cuando pase
eso, mi texto estará presentado bajo las normas APA, pues le ayudarán a alguien
a facilitar su investigación, tanto como me han ayudado a mí.
Las normas APA como el
portallavero en donde ahora dejo mis llaves son costumbres tediosas que solo buscan
facilitarnos la vida.
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