Alguien sabe dónde vivo.
Alguien sabe lo que hago. Alguien sabe lo que busco. Alguien sabe lo que
pienso. Alguien sabe lo que veo. Alguien sabe lo que escucho. Alguien sabe cómo
soy. Alguien sabe lo que quiero hacer antes de que quiera hacerlo. Es
increíble. Alguien puede tener mi huella. Alguien sabe todo de mí, pero yo no
sé nada de ese alguien.
La información que le he dado
a una gran cantidad de páginas no ha sido privada. Mis datos personales ahora
son parte de una gran base de datos en la que se especifica muy bien como soy.
Toda la información que le doy a internet sobre mí vida le sirve a empresas
para saber qué venderme.
Yo era escéptico frente a ese
tema hasta que hace unos meses me di cuenta que en mis redes sociales solo
circulaba publicidad referente a temas que me gustaban.
El proporcionar información
hace parte del contrato que se firma cuando se utiliza internet. Toda la
información -desde una pequeña búsqueda en Wikipedia hasta la proporción de
datos personales- va a ser utilizada para el reconocimiento de un sujeto como
comprador a partir de sus gustos. Una jugada muy sucia por parte de las
empresas.
Lo que me intriga no es saber
por qué, sino quién. El por qué es fácil explicarlo: necesitan saber cómo soy
para saber qué venderme y cómo vendérmelo. Pero me inquieta saber ¿Quién sabe
todo sobre mí? ¿Qué piensa de mí después de saber todo lo que sabe? Me preocupa
también el hecho de que mis datos en internet proporcionen una imagen
equivocada de lo que soy. El hecho de que en algún punto de mi vida haya
buscado cómo hacer bombas caseras o cómo montar una mina antipersonal no quiere
decir que sea un terrorista. Solo un muchacho curioso por entender la maldad
del mundo. A partir de esto me desvela el pensar que mi información personal sea
pública pero me angustia más la idea de pensar cómo borrarla.
Internet –como los humanos-
tiene memoria y es imposible borrar de la memoria de alguien algo que ya ha
sido registrado. Claro, se puede dejar de circular esa información, pero esta,
al ser registrada, permanecerá deambulando por la memoria de otros y es
imposible controlar esa circulación.
Es improbable que se elimine
de internet información que atente contra la integridad de una persona. Por
ejemplo: las fotos que circularon el año pasado de desnudos de una gran
cantidad de celebridades aún circulan en internet (me contó un amigo). Eliminar
estas fotos es imposible de hacer porque así se eliminen de los sitios de
internet -que vendría a ser la memoria central- probablemente sigan circulando
en una gran cantidad de computadores –que vendrían a ser unas memorias
periféricas- en donde han sido guardadas. Eso aplica para todos los casos.
Entonces alegar por un derecho
al olvido vendría a ser una pelea que no lograría nada. Si se logra regular el
contenido de internet para eliminar el contenido que afecte la integridad de
una persona, hay una gran posibilidad de que ese contenido ya esté almacenado
en otra memoria. Le aseguro a Jennifer Lawrence que aunque ella pague lo que
sea por borrar sus fotos de internet, estas ya no van a estar solo ahí porque
ahora están en otra memoria y pueden volver a circular en cualquier momento.
La regulación de contenido en
internet es algo incontrolable. NO se puede regular la circulación de
información -aunque queramos- porque en una hiperconexión de memorias como lo
es la conexión a internet, es imposible tener un control sobre todo. El contenido
que a veces atenta contra la dignidad humana no es un problema para abrir un
debate sobre la circulación de información en internet, es un problema para
ponernos en tela de juicio a nosotros mismos como sociedad y a lo que somos
capaces de hacer con las herramientas que nos son suministradas.
Utilizar internet es reconocer
una clausula invisible escrita dentro de un contrato imaginario en el que están
adscritos una serie de cosas intangibles como el respeto por la integridad
personal y ajena. Hemos violado esta cláusula llevándola a los límites de la perversión,
a inmiscuirnos en asuntos ajenos y hasta invadir la totalidad del otro. El problema
no yace en internet, el problema está en el hombre puesto que internet es solo
una herramienta. Y ya que el hombre es incorregible solo nos resta ser cuidadosos
con la información que le damos a la red.
No hay comentarios:
Publicar un comentario